Mi Libro (Aun sin nombre)


Prólogo

Gabrielle da media vuelta en la habitación y mira hacia la ventana de cristal tintado que tiene vista hacia la montaña. Esta es una de las razones por las que me gusta esta casa. La habitación tiene una gran cama de cuatro postes y dosel frente a la ventana que abarca gran parte de la pared.

Cada vez que hacía el amor con Leyla, nos quedábamos mirando el paisaje acurrucados el uno al otro. Siempre le gustaba despertarme antes del amanecer para verlo juntos y después volver a hacer el amor. Pero ella fue mi pasado y Gabrielle me hace sentir mas de lo que sentí con Leyla.

- Tienes una hermosa vista. - gira hacia mi y me tiende la mano. Se la tomo y beso la palma de su mano. Esta noche quería amarla como tantas veces lo había hecho anteriormente.

Ella me sonríe y no puedo evitar acercarme para besarla en los labios. Oprimo su cuerpo contra el mi y así nos quedamos por varios minutos.

- Tengo que irme. - susurra y le agarro el brazo.

- ¿Por qué? -

- Ya es muy tarde y... -

- Gabrielle. - la interrumpo.

- ¿Si? - nos miramos por un tiempo en total silencio.

- Te quiero. - digo al fin y toco sus labios con mi dedo índice.

- Yo también te quiero. - susurra y la abrazo para luego besarla nuevamente. Ella responde al beso con fervor, profundizándolo hasta el punto de que me endurecía con cada movimiento de sus labios. Siento que se estremece entre mis brazos y se que ella siente lo mismo que yo.

Ambos nos separamos brevemente para mirarnos a los ojos y digo con la mayor sinceridad posible: - Quiero hacerte el amor, nena. - ella cierra los ojos y asiente brevemente. Coloco mis manos a cada lado de su cadera y la alzo. Instintivamente, ella rodea con sus piernas mi cintura y coloca sus manos sobre mis hombros sin interrumpir el beso. Me siento sobre la cama con ella sobre mi y deslizo mis manos a su espalda por debajo de su camisa.

Poco a poco ambos nos despojamos de la ropa hasta quedar completamente desnudos sobre la cama. Mis manos acarician su cuerpo. Aprieto con suavidad sus nalgas acariciando su sexo húmedo. La beso mientras muevo mis dedos sobre su clítoris en círculos. Gabrielle mueve la pelvis al ritmo de mis dedos para hacer mas rápido la fricción. Separa su boca de la mía para morderse los labios.

Sumerjo un dedo en su interior y empiezo a moverlo. Ella gime fuertemente y la beso. Desciendo sobre su cuerpo dejando un torrente de besos por el camino hasta su sexo. Gabrielle esta hermosamente divina en mi cama, con sus labios hinchados entreabiertos, sus ojos cerrados y sus manos apretando las sabanas que yacían debajo de ella. Toda una diosa. Beso la parte interna de sus muslos y ella se mueve inquieta. Esta mujer me hacia querer mas, mucho mas.

- ¿Qué pasa, amor? - susurro, mis labios contra sus muslos. 

- Ya no aguanto, Alex... -

- Shhhh. Claro que si. No hemos hecho nada mas que empezar. -

Beso su clítoris y la oigo gemir. - ¿Te gusta, amor? - ella asiente y se apoya sobre sus codos para verme. Sin separar mis ojos de los suyos lamo su sexo y sumerjo la lengua probando sus fluidos. Acaricio, presiono y muerdo su coño queriendo mas de ella sobre mi boca. Ella mueve su cadera acelerando las embestidas de mi lengua y hecha la cabeza hacia atrás poniendo sus manos sobre mi cuello instándome a seguir.

-Mas rápido. - susurra y obedezco. Al sentir que se aproximaba un orgasmo me detengo y trepo por su cuerpo hasta sus senos. Quería probar todo su cuerpo antes de sumergirme en ella.

Muerdo su pezón izquierdo y ella grita de placer. Succiono uno y luego el otro dejándolos húmedos y erectos.  Pellizco ambos pezones al mismo tiempo y ella me mira fascinada.

- No pares. - susurra y sigo acariciándola hasta hacerla tener su primer orgasmo.

-  Oh, Dios. Eso fue... - hace una pausa y me mira a los ojos. - Quiero probarte. - ambos cambiamos de posición. Ahora estoy debajo de su cuerpo ansiando estar dentro de su boca.

- Vamos, nena. No me hagas esperar.  - se arrodilla entre mis piernas y toma mi pene erecto acariciándolo de arriba hacia abajo. Abre la boca y se agacha para tomarme entero.

Oh, Dios. Era la gloria. Ella empieza a succionarme y pongo los ojos en blanco. Era la gloria. Repito en mi mente. Y pensar que hace dos meses ella era virgen e incapaz de imaginar cosas como esta.

- Así, nena. Muévete rápido. - Gabrielle obedece y mientras lo hace no deja de acariciarme con su lengua.

Se coloca sobre mi, y empieza a frotarse contra mi sexo. Me estaba provocando, y lo hacía perfectamente. - Cariño, ya basta. Necesito estar dentro de ti. - ella sacude la cabeza y se agacha para besarme. Estamos unos cinco minutos en aquel juego erótico. Presiona su coño en mi pene y se mueve sobre el hacia arriba y hacia abajo.

Gracias a Dios que somos vampiros y tenemos un cuerpo capaz de aguantar días de puro sexo.

- Vamos, Gabrielle. Tómame. - ella niega otra vez y la miro con los ojos desorbitados del deseo. ¿Acaso quiere matarme? - Oh, nena. - digo emitiendo un sollozo. Me este torturando como nunca. - ¿Por qué quieres hacerme sufrir? -

Ella vuelve a negar por tercera vez y la siento tensarse en otro orgasmo. Grita mi nombre y se deja caer sobre mi pecho.

- Oh, nena. - ella gime y se incorpora sobre mi. - Vamos. Mete mi polla en tu coño. -

Se levanta un poco y me coloca en la entrada de su sexo. Cae hacia abajo y ambos gritamos. Gruño su nombre y empiezo a moverme frenéticamente queriendo todo lo que ese pequeño coño me daba. Acaricio sus senos que se mueven arriba y abajo invitándome a tocarlos.

Ella me monta duro y rápido. Sube y baja en un baile erótico sobre mi. Gabrielle si sabia como hacer que un hombre suplique. ¿Quién iba a imaginar que me enamoraría  de la secretaria de mi hermano? Esto era una locura. Pero en verdad, desde que conocí a Gabrielle, mi vida ha estado patas arriba.

Llevo mis manos sobre su nalga levantándola para así cambiar de posición. La pongo a cuatro patas y le meto mi polla fuertemente. Empiezo a bombear. Ella esta tan apretada y húmeda que no puedo parar de embestirla. Su coño me succiona fuertemente y gruño al ver que una gota de sudor de mi frente cae sobre sus nalgas.

- Un poco mas fuerte. - se acaricia los pechos y moja sus labios. Aquel gesto, (mas que la petición) fueron los que me hicieron acelerar. Le agarro el cuello y la levanto pegando su cuerpo al mío para poder besarla.

Sigo bombeando sin parar y agarro sus nalgas apretándolas un poco. Sus jadeos salen de su boca con cada embestida de mi cuerpo al suyo. El sexo entre nosotros siempre ha sido duro y salvaje. Come me gusta.

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